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Editorial de la revista 75. Nuestros hijos e hijas van a comedores escolares, no a comederos

Los centros educativos son un lugar privilegiado para trabajar de manera transversal aspectos de la vida, englobados en la formación integral de niños, niñas y jóvenes, como son, entre otros, la convivencia, la salud, la ciudadanía y la alimentación.

El modelo de comedor para la federación gira en torno a seis principios fundamentales: gestión pública, universal, gratuito, cocina in situ, función educativa, y alimentación saludable y sostenible.

La gestión pública consideramos que es fundamental para poder garantizar un servicio de comedor en el cual el objetivo principal no sea el lucro. Introducir el servicio de comedor dentro del horario lectivo obligatorio, con un carácter gratuito, garantizaría el acceso en igualdad de condiciones a todo el alumnado, generando espacios de convivencia y de aprendizaje únicos. La función educativa que este espacio puede tener es innegable.

La cocina in situ es otro de los requisitos imprescindibles, para que todos los días se cocine en el mismo centro. Se potencia el comercio de zona, cocinando alimentos saludables y sostenibles.

La participación de la comunidad educativa en la toma de decisiones del funcionamiento de los comedores escolares es fundamental. El cauce oficial lo ofrece la comisión de comedor del consejo escolar del centro educativo, comisión que debe existir y en la que debemos participar de manera activa para mejorar el servicio de comedor, mediante propuestas de mejora, acuerdos, revisión, evaluación, etc.

El alumnado del centro debería tener un papel protagonista, participando en la organización y toma de decisiones. El servicio de comedor puede ofrecer diferentes posibilidades que pueda interactuar la comunidad educativa del centro. Además, una buena alimentación desde edades tempranas ayudará a crecer en un ambiente sano y favorecerá la prevención de trastornos de conductas alimentarias o la aparición de hábitos que no son adecuados.

La tasa de pobreza infantil entre el 2019 y 2021 sitúa a nuestro país en el puesto 36 de 39, tan solo por encima de Reino Unido, Turquía y Colombia, marcando a España como el país de la Unión Europea con la tasa de pobreza infantil más alta[1].

Dignificar el espacio de comedor y tratarlo como realmente se merece es una cuestión pendiente de abordar, a pesar de las constantes reivindicaciones de las familias a lo largo del tiempo. En las propuestas de mejora del sistema educativo que realiza nuestra federación en el pleno del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, se incorporan habitualmente varias dirigidas a la mejora de los comedores escolares y a su gestión.

En el momento de la comida entran en juego múltiples factores, como es la postura en la que comemos, el mobiliario, los útiles que utilizamos; es importante que sean apropiados y se adapten a las necesidades de cada comensal. De igual manera, el bienestar físico y emocional influirán en el proceso de alimentación.

En la Comunidad de Madrid nos encontramos con la casi inexistencia de este servicio en la escuela pública; salvo 19 centros de educación secundaria, ninguno tiene en sus infraestructuras comedor ni cocina. Esto genera un gran problema en aquellas familias que directamente pierden el derecho a solicitar la beca de comedor por el simple hecho de no existir comedor en su centro educativo.

Los comedores escolares dan servicio también en los periodos no lectivos: navidad, semana santa y verano. Estos periodos estivales son de vital importancia, ya que la gestión de los comedores dará cobertura, o no, al acceso a una alimentación saludable para muchos niños y niñas madrileños en situación vulnerable.

Nuestra federación presentó una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) en el año 2015 para conseguir la apertura de los comedores escolares en los días no lectivos como una de las medidas para erradicar la malnutrición infantil. La ILP fue aceptada a trámite por la Mesa de la Asamblea y se procedió a la recogida de firmas pertinente para que la Asamblea tuviese que tramitar el Proyecto de Ley que contenía el texto. A partir del trabajo de la FAPA, la Comunidad de Madrid empezó a trabajar con la apertura de los comedores escolares en periodos vacacionales, pero aún queda mucho recorrido por andar.

Los datos del curso 2021-2022 nos indican que sólo hubo 550 beneficiarios del servicio en periodos correspondientes a días no lectivos; de un presupuesto inicial de 1.393.349€ sólo se ejecutaron 72.893€, por lo que está claro que algo está fallando. En el mismo curso, 80.257 alumnos/as fueron beneficiarios del precio reducido del menú escolar en periodo lectivo; no tiene mucho sentido que no haya una continuidad en la utilización del servicio cuando las necesidades son las mismas.

La gestión de los comedores en los periodos no lectivos se deriva a las corporaciones locales de los diferentes Ayuntamientos, por lo que no se garantiza que el servicio se vaya a dar, porque depende, en gran medida, de la solvencia económica y de la infraestructura que tenga la Administración local para poder llevarlo a cabo. También es importante resaltar los plazos de publicación de las subvenciones que dirige la Comunidad de Madrid a los Ayuntamientos. En el curso actual, para poder ofrecer el servicio de comedor en las vacaciones de navidad, la convocatoria se ha publicado a finales de noviembre. Teniendo en cuenta que el calendario escolar se conoce desde antes del inicio del curso, habría que trabajar con más previsión para no andar con los tiempos tan ajustados y para que no tengan que adelantar dinero los Ayuntamientos, además de otras propuestas relativas a la gestión para conseguir alcanzar a los niños, niñas y jóvenes que realmente lo necesitan.

Actualmente las becas de comedor escolar en la Comunidad de Madrid tienen establecido el umbral de renta de acceso por debajo del actualmente marcado como umbral de la pobreza, por lo que hay miles de niños y niñas en situación vulnerable que no pueden acceder a la beca por no estar contempladas sus familias dentro de esos umbrales.

Los sistemas de becas los desarrollan las diferentes Comunidades. En Madrid se estableció que las familias perceptoras de becas debían abonar una tasa de entre 1 y 3€ por hijo/a por día. Esto supone auténticos quebraderos de cabeza para estas familias, que en la mayoría de los casos no pueden asumir ese gasto, por lo que dependen de la Administración local y de los informes de los servicios sociales, al necesitar que estimen hacerse cargo de esa tasa; cuando se da la situación más desfavorable, las familias tienen que rechazar la beca si no pueden pagar la tasa impuesta.

Existen algunas excepciones de cobertura total de beca o alguna excepcionalidad como el alumnado que está escolarizado en centros de educación especial.

En el primer ciclo de Educación Infantil en escuelas infantiles públicas es obligatorio hacer uso del servicio de comedor, pero es un servicio que, a no ser que la familia sea beneficiaria de beca, se debe pagar porque no es gratuito. Las Escuelas Infantiles hacen un trabajo excepcional desde la base, trabajando con los más pequeños la adquisición de hábitos saludables en alimentación. Proporcionan una alimentación sana y variada, y enseñan a los más pequeños a comer utilizando la escuela como herramienta para compensar las desigualdades existentes, dando oportunidades y no dejando a nadie atrás.

En este número de la revista Participación de la FAPA os contaremos diferentes puntos de vista sobre los comedores escolares. Queremos agradecer a todos las personas y entidades participantes la colaboración prestada para poder presentaros este número con una temática tan interesante como es la de la alimentación escolar.

 

[1] Report Card, nº18, Oficina de Investigación de UNICEF (Innocenti).

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