Educar y proteger la infancia y la preadolescencia Fuente: Comunidad de Madrid Emilio Viciana Duro Consejero de Educación, Ciencia y Universidades Desde hace 30 años, el Gobierno de la Comunidad de Madrid plantea la Educación como un camino continuo y completo. Un camino que abarca todas las etapas, desde los más pequeñitos, los recién nacidos, (aunque algunos quieran deshumanizar esta etapa llamándola 0-3), hasta los mayores, incluidos los adultos que asisten a los Centros de Educación para Adultos (CEPAS) o la Universidad de Mayores. La Educación es la base de la sociedad y sin una buena Educación no podemos tener unos buenos ciudadanos y no podemos tener un buen país. Demasiadas veces esto se olvida a la hora de planificar las políticas públicas. Y para poder hacer buenas políticas educativas es necesario tener en cuenta a los alumnos, a las familias y a los docentes. Esto es precisamente lo que hemos hecho en la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades a la hora de poner en marcha un plan para proteger la infancia y la preadolescencia. En esa edad, los niños tienen la mayor ilusión, la mayor capacidad de aprender, de entender. No en vano, es la edad en la que muchos deciden lo que quieren ser de mayores, aunque luego la vida los lleve por distintos caminos. Pero también es la edad en la que hay mayores riesgos. En la que puede torcerse algo, en la que pueden tener una mala experiencia y desanimarse. No podemos permitirlo. Es nuestra responsabilidad que esto no suceda y que esta edad cumpla con todo lo bueno sin que caigamos en lo malo. Dentro de este plan, las medidas más relevantes son tres: que los colegios puedan impartir 1° y 2° de la ESO, la prohibición del uso de pantallas para los más pequeños y su limitación para uso temporal y compartido en Infantil y Primaria y, dentro de muy poco, la preferencia por la jornada partida en los colegios de la región. Con la primera de ellas buscamos mejorar el rendimiento académico de los alumnos que pasan a Secundaria y proteger su salud física y mental. Pero también buscamos ayudar a las familias a conciliar. A no tener que dar las llaves de casa a los más pequeños, a no tener que comprarles un móvil, a que no tengan que comer solos o cogerse un autobús. Nacido en 1978, el sistema en el que yo estudié tenía E.G.B, B.U.P y C.O.U. y se pasaba al instituto en Primero de B.U.P. con al menos 14 años. Hoy en día, bajo la estructura fijada por la LOGSE de 1990, los niños pasan al instituto con 11 años. Con esa edad, los niños de 11 años se enfrentan a un gran cambio en lo académico, pero también en lo social. Con 11 años comparten centro con los de 17 y 18 y, a pesar del gran trabajo que hacen los docentes y los equipos directivos de Secundaria, es muy fácil que esa convivencia con los mayores acelere determinadas cuestiones que en el colegio no se producen, significativamente los móviles y las redes sociales. Por todas estas razones, tras anunciar en septiembre de 2024 que queríamos que los nuevos colegios que se construyeran pudieran impartir Primero y Segundo de la ESO, recibimos un gran número de peticiones de colegios que querían sumarse a la iniciativa. Al inicio de este curso 2025-2026 hay 52 colegios autorizados y 49 de ellos ya han empezado a impartir Primero de Secundaria para, el año que viene, poder impartir también Segundo de Secundaria. Estos colegios cuentan con profesores de Secundaria, con laboratorio de Secundaria y con Jefatura de Estudios de Secundaria. También mantienen el comedor para sus alumnos de Secundaria y, por supuesto, sus alumnos tienen garantizada su plaza en Tercero de Secundaria en su instituto de adscripción. He tenido la oportunidad de visitar algunos de estos colegios y la satisfacción de los alumnos, de sus familias y de los docentes es evidente. Ya tenemos numerosas peticiones de muchos otros colegios que quieren unirse y supimos hace poco que otras Comunidades Autónomas, como la Región de Murcia, están poniendo en marcha un modelo similar para implantarlo el curso que viene. La segunda medida, la prohibición de los dispositivos electrónicos de uso individual entre los alumnos más pequeños y su limitación para los de Infantil y Primaria, refleja la preocupación de carácter global por el uso abusivo de la tecnología. La Comunidad de Madrid vuelve a ser pionera en adoptar medidas relacionadas con el uso de la tecnología en las aulas, como ya hizo con la prohibición de los móviles en toda la jornada escolar desde el curso 2020-2021, y marca el camino para otras regiones e incluso para otros países. No se trata solamente de que las familias se hayan movilizado y hayan creado plataformas para luchar contra el uso de los dispositivos electrónicos en el aula, sino de que ya conocemos numerosos estudios científicos que alertan desde hace tiempo de sus nefastas consecuencias para la salud y para el rendimiento académico. La Asociación Española de Pediatría ha recomendado una limitación temporal en el uso de dispositivos electrónicos muy similar a la que hemos recogido en nuestro Decreto 64/2025, por el que se regula y limita el uso de dispositivos digitales en los centros educativos sostenidos con fondos públicos de la Comunidad de Madrid. También se ha manifestado en este sentido la Agencia Española de Protección de Datos que, incluso, ha publicado una Guía sobre el uso de dispositivos digitales en los centros educativos. Aún queda mucho camino por recorrer, pero ya hemos dado el primer paso con este Decreto y las familias y el resto de la sociedad avalan esta decisión y demandan medidas no solamente en el ámbito educativo como, por ejemplo, prohibir la venta de móviles o el acceso a redes sociales a los menores. La tercera medida responde a una necesidad lógica y objetiva de las familias de que sus hijos se beneficien de todas las ventajas de la jornada partida en los colegios. Algo que es la regla general en los colegios privados y concertados, pero que es bastante poco frecuente en los centros públicos. Conviene recordar que, hasta la pandemia de Covid-19, la proporción entre colegios con jornada continuada y centros con jornada partida era de un 60% y de un 40% respectivamente. Fue precisamente aquel momento traumático el que propició un cambio generalizado hacia la jornada continuada, llegando hasta el 73% y 27% respectivamente en la actualidad. Pero, ¿cuáles son los beneficios de uno y otro tipo de jornada? No podemos negar que las primeras beneficiadas por la jornada partida son, con carácter general, las familias. Nuestra sociedad actual, nuestros horarios de trabajo, nuestro ritmo de vida, hacen muy difícil poder compatibilizar trabajo y familia. En la gran mayoría de las familias ambos progenitores trabajan hasta bien entrada la tarde y resulta prácticamente imposible recoger a los niños para que coman en casa y pasar la tarde con ellos. En el mejor de los casos, los abuelos o las cuidadoras cumplen esta tarea con más o menos fortuna. Pero este no es el caso de muchas familias que no disponen de esta opción. Igualmente, los beneficios desde el punto de vista del rendimiento académico, de la tasa de abandono escolar y también de la conciliación familiar, han sido ya puestos de manifiesto por la propia OCDE en su informe Education at Glance del año 2023 e incluso se recomienda al Reino de España que establezca la jornada partida con carácter general por las ventajas y beneficios que suponen para la mejora de la Educación en general. Precisamente por eso, dentro de muy poco, se aprobará un Decreto en el que establecemos que la jornada partida será la regla general en los colegios de la región y que los nuevos colegios tendrán jornada partida. Respetamos, no obstante, la autonomía de los centros que han elegido jornada continuada, y damos mayor peso a las familias en el procedimiento de cambio de jornada. No podemos olvidar que algunas de estas medidas cumplen una importante labor social y llevan a la Educación Pública algunas características que son más propias de la Educación Concertada, como la jornada partida o el permanecer en el mismo centro en Secundaria. A estas tres medidas se unen otras, como el programa de Patios Abiertos, el de actividades extraescolares, o la apertura de los colegios en los días no lectivos, que responden a la misma finalidad que no es sino ayudar a los alumnos y a sus familias. Y todas se apoyan en la inestimable colaboración con los Ayuntamientos de la región. Con el programa de patios abiertos buscamos que los niños tengan un sitio seguro en el que pasar la tarde. Hoy en día los niños ya no juegan en la calle y muchas veces les resulta complicado incluso encontrar un lugar seguro en el que jugar, practicar deporte o, simplemente estar. Con esta iniciativa garantizamos que el colegio esté abierto, disponible y vigilado para que los niños tengan donde pasar la tarde. Incluso está prevista la apertura de la biblioteca escolar en el caso de que llueva o simplemente quieran estudiar o hacer los deberes. El colegio mantendrá su auxiliar de control en la puerta y los padres pueden estar tranquilos sabiendo que sus hijos están en un lugar seguro hasta que puedan recogerlos. Igualmente damos financiación a los Ayuntamientos para que puedan organizar actividades extraescolares para que, incluso aquellos alumnos de familias más desfavorecidas, no se queden sin practicar un deporte, aprender un idioma o reforzar alguna asignatura. Reforzamos el papel de las extraescolares como complementarias de la actividad curricular, pero, al igual que en Patios Abiertos, también buscamos la conciliación familiar con esta medida porque estas actividades extraescolares tienen lugar después de la jornada escolar. Finalmente, con la apertura de colegios en días no lectivos buscamos dar un apoyo a las familias en aquellos días no lectivos en Navidad, Semana Santa o simplemente festivos en los que los padres sí trabajan y se encuentran con un problema a la hora atender a sus hijos. Nuevamente son los Ayuntamientos, como titulares de los colegios, los encargados de decidir qué días no lectivos permanecerán abiertos los centros y se permitirá que acudan alumnos de otros colegios, si bien tendrán preferencias los del centro que permanezca abierto. Insistimos en la finalidad de conciliación tan demandada por las familias siendo conscientes del papel que pueden jugar aquí los colegios en los distintos municipios y barrios de la región. De esta forma, desde el inicio de la legislatura hemos puesto en marcha políticas educativas que piensan en los alumnos y en sus familias, eliminando los obstáculos que puede haber para facilitar la tarea de padres y docentes. Algunas de esas políticas han tenido eco nacional e internacional y la respuesta está siendo muy positiva. Esto nos anima a seguir mejorando cada día, a esforzarnos porque tengamos más colegios que puedan impartir Primero y Segundo de la ESO, a que nuestros alumnos estén protegidos frente a los riesgos de la tecnología y del uso abusivo de las pantallas, a que facilitemos una jornada partida que dé respuesta a las demandas de las familias y que contribuya a mejorar el rendimiento académico. Todo esto forma parte de un plan para la protección de la infancia y la preadolescencia como etapa decisiva en la Educación de nuestros niños para ayudarles en el paso hacia la adolescencia y la juventud de la forma más segura y más feliz posible. Es el compromiso del Gobierno de la Comunidad de Madrid desde hace 30 años y es tarea de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades garantizar una Educación libre, plural y de calidad para todos. Nuestro objetivo es seguir mejorando y hacerlo siempre de la mano de las familias. Como consejero, seguiré impulsándolo con todas mis fuerzas y con la mayor de las ilusiones. 6 Puntúe este artículo: Sin puntuar Etiquetas: participación enseñanza Revista FAPA educación CEIPSO