Bibliotecas escolares: pilar de la educación sin financiación Mar Romero Belizón Bibliotecaria escolar del CEIP San Benito (Madrid). Una biblioteca escolar dinamizada y organizada es un espacio de bien cultural que brinda al alumnado una alternativa de ocio, aprendizaje autónomo y disfrute. Ofrece no solo el acceso al mundo de la literatura, sino la creación de hábitos de lectura, consulta e investigación, fomento de la imaginación y la creatividad, mejora de la concentración, todo ello en un entorno estructurado. Es misión de la biblioteca escolar la alfabetización informacional, ayudar y acompañar en el desarrollo de la capacidad de pensar de forma crítica para poder emitir opiniones razonadas sobre cualquier información que encontremos y utilicemos, por eso la biblioteca escolar desempeña un papel fundamental en la educación y el desarrollo del alumnado y supone un espacio y un recurso de gran valor pedagógico. “Una biblioteca escolar es un espacio de aprendizaje físico y digital de una escuela donde la lectura, la consulta, la investigación, el pensamiento, la imaginación y la creatividad son fundamentales para el tránsito de la información al conocimiento por parte de los estudiantes, y para su propio crecimiento social y cultural…”[1] Las bibliotecas escolares bien equipadas desempeñan un papel crucial en el rendimiento académico de los estudiantes. Sin embargo, muchas bibliotecas escolares enfrentan dificultades debido a la falta de inversión. La ausencia de fondos impide la adquisición de nuevos libros y la mejora de las instalaciones. Además, la falta de personal capacitado provoca que las bibliotecas sean infrautilizadas o mal gestionadas, afectando negativamente el acceso del alumnado a los recursos. Un estudio realizado en 2005 por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y el Instituto de Evaluación Educativa IDEA[2] reveló que el 91% de las bibliotecas escolares en España no disponían de los documentos mínimos recomendados, como libros, enciclopedias y CD de consulta. Además, un tercio carecía de revistas en sus estanterías, y la mitad no contaba con un presupuesto específico para su funcionamiento. Estas deficiencias contribuyen a que muchos estudiantes no utilicen la biblioteca durante el horario escolar, desaprovechando un recurso esencial para su formación. Más recientemente, en 2023, un grupo de más de 200 académicos en Valencia[3] alertó sobre el desuso de las bibliotecas escolares y su impacto negativo en el desarrollo de los jóvenes. Señalaron que eliminar o descuidar estas bibliotecas constituye un grave error, ya que son fundamentales para la democratización del conocimiento y el fomento de la lectura. Además, destacaron la necesidad de actualizar los fondos bibliográficos y contar con personal capacitado para dinamizar estos espacios. Para abordar estas problemáticas, la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), ha emitido 16 recomendaciones destinadas a garantizar servicios efectivos en las bibliotecas escolares[4]. Estas incluyen la definición clara de su misión, la asignación de personal cualificado, la actualización constante de las colecciones y la colaboración con otras bibliotecas y la comunidad educativa. Según recoge la Ley 10/2007 de la lectura, libro y bibliotecas, en su Capítulo 2 de Promoción de la lectura, artículo 3: 3, “Las bibliotecas, muy especialmente las públicas, las escolares y las universitarias, desempeñan un papel insustituible en el desarrollo, mantenimiento y mejora de los hábitos de lectura, en la medida que garantizan, en condiciones de igualdad de oportunidades, el acceso de todos los ciudadanos al pensamiento y la cultura. A tal efecto el Gobierno apoyará e incentivará la apertura de las bibliotecas escolares a la comunidad de ciudadanos de su entorno, y su incorporación a las nuevas tecnologías. Promoverá para ello acuerdos con las administraciones autonómicas y locales correspondientes.”[5] Invertir en bibliotecas escolares no solo mejora el acceso a la información, sino que también tiene un gran impacto en la calidad educativa. Algunos de los principales beneficios de dotar de recursos económicos a estas bibliotecas incluyen: el fomento de la lectura y la comprensión lectora: una biblioteca bien equipada motiva al alumnado a leer, lo que mejora su comprensión y capacidad de análisis; la mejora en el rendimiento académico general: no solo en el ámbito de la lengua y la literatura, mejorando la comprensión de textos, la sintaxis y la ortografía, sino de forma transversal en las diferentes áreas y disciplinas; el aumento de la competencia lingüística del alumnado; ofreciendo actividades motivadoras y recursos que potencien la comunicación oral y escrita, así como el desarrollo de habilidades lectoescritoras; el acceso a materiales actualizados: los fondos permiten renovar constantemente la colección de libros, revistas y recursos digitales; la creación de espacios de aprendizaje dinámicos: con inversiones adecuadas, las bibliotecas pueden convertirse en entornos interactivos con zonas de estudio, lectura y tecnología educativa; la reducción de la brecha educativa: para muchos alumnos y alumnas, la biblioteca escolar es el único lugar donde se puede acceder a libros y herramientas de aprendizaje; la oferta de una alternativa de ocio atractivo: que ofrezca un entretenimiento cultural y de aprendizaje compartido; el desarrollo del pensamiento crítico: el acceso a una variedad de fuentes de información fomenta el análisis crítico y la investigación autónoma. Además de los recursos materiales, el papel de la figura bibliotecaria es clave para el buen funcionamiento de una biblioteca escolar. Algunas de sus funciones esenciales incluyen: la organización del fondo bibliográfico: seleccionar, registrar, catalogar y expurgar material bibliográfico. la promoción de la lectura: realiza actividades para incentivar el hábito lector, como cuentacuentos, clubes de lectura y talleres de escritura, etc. el asesoramiento en el uso de fuentes de información: enseña al alumnado a buscar, evaluar y utilizar la información de manera efectiva; el apoyo en proyectos escolares: colabora con el claustro para integrar la biblioteca en el currículo escolar. A pesar de los beneficios mencionados, la asignación de recursos para bibliotecas escolares enfrenta varios desafíos, tales como las prioridades presupuestarias: la mayoría de las veces los fondos educativos se destinan a infraestructuras básicas dejando de lado a las bibliotecas. Otro desafío es la falta de políticas públicas, ya que no existen regulaciones claras sobre la financiación de las bibliotecas escolares. Queda patente el desconocimiento sobre su importancia, puesto que la falta de sensibilización sobre el impacto de una biblioteca escolar bien gestionada reduce el apoyo a su financiación. Por lo que se refiere a la Comunidad de Madrid, según la ORDEN 927/2007, de 24 de mayo, de las Consejerías de Educación y de Cultura y Deportes, por la que se desarrolla el Plan Regional de Fomento de la Lectura en lo referente a la puesta en marcha y funcionamiento de la Red de Bibliotecas Escolares de la Comunidad de Madrid[6]: “Corresponde a la Comunidad de Madrid, en el pleno ejercicio de sus competencias en materia educativa y cultural, la gestión de los centros públicos de enseñanza y las bibliotecas”. Sí que ha existido Un Plan de Bibliotecas Escolares en colaboración entre la Conserjería de Cultura y la Conserjería de Educación, plan cerrado y al que no se pueden integrar más centros. Para garantizar que las bibliotecas escolares reciban recursos necesarios, es fundamental implementar políticas y estrategias efectivas tales como: la asignación de presupuestos específicos, destinando un porcentaje fijo del presupuesto educativo para las bibliotecas escolares; la contratación sistematizada de bibliotecarios, estableciendo la figura bibliotecaria escolar como un puesto esencial dentro de la plantilla educativa; la creación de programas de apoyo organizando campañas de donación de libros, financiación colaborativa y alianzas con instituciones culturales; el uso de tecnologías, implementando bibliotecas digitales que complementen las colecciones físicas y amplíen el acceso a la información; la concienciación y participación comunitaria, involucrando a familias, claustro y alumnado en la defensa y promoción de las bibliotecas escolares. De todo lo expuesto anteriormente, queremos destacar que las bibliotecas escolares son pilares fundamentales del aprendizaje, garantía de éxito escolar y base de la formación integral de los estudiantes. Para que cumplan su función de manera efectiva, es imprescindible dotarlas de recursos económicos adecuados y contar con la figura de bibliotecarias profesionales que lleven a cabo la puesta en marcha y la dinamización de las mismas. Es esencial que las autoridades educativas y las comunidades escolares reconozcan la importancia de las bibliotecas escolares y trabajen conjuntamente para mejorar su infraestructura, dotarlas de recursos adecuados y promover su uso activo entre los estudiantes. Solo así se podrá garantizar una educación de calidad y el desarrollo integral de los alumnos. Invertir en bibliotecas escolares no es un gasto, sino una apuesta de futuro, una toma de decisiones sobre la importancia del sistema educativo, sobre la necesidad de construir una sociedad más formada, informada, crítica y comprometida. “Crear una biblioteca es crear una vida. Nunca es solo una colección aleatoria de libros”. (Carlos María Domínguez, escritor, editor y periodista.) Creemos vida en nuestras escuelas y vivamos en ellas con pasión. [1] https://repository.ifla.org/server/api/core/bitstreams/ba23f105-3fab-4679-a238-ea718498b779/content [2] https://elpais.com/diario/2005/10/07/sociedad/1128636004_850215.html [3] https://www.lavanguardia.com/local/valencia/20230606/9017997/sos-sobre-bibliotecas-escolares-investigadores-valencianos-alertan-sobre-caida-desuso.html [4] https://repository.ifla.org/server/api/core/bitstreams/ba23f105-3fab-4679-a238-ea718498b779/content [5] https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2007-12351 [6] https://gestiona.comunidad.madrid/wleg_pub/secure/normativas/contenidoNormativa.jsf?opcion=VerHtml&nmnorma=4622&eli=true#no-back-button 36 Puntúe este artículo: 5.0 Etiquetas: participación enseñanza Revista FAPA educación bibliotecas escolares